Hay comportamientos y manifestaciones en los plenos del Ayuntamiento de Sagunto que rozan la deshumanización. En el último, celebrado apenas hace unos días, tuvimos que presenciar perplejos, cómo se realizaban manifestaciones cuasi denunciables, amenazantes y sobre todo, muy ofensivas.
Parece ser que los ánimos se empiezan a caldear con mucha antelación a la recta final hacia las elecciones municipales. Puede que los nervios que provocan ciertas noticias en los medios de comunicación, junto con las altas temperaturas de este junio soleado, estén golpeando directamente en la línea de flotación de partidos que se vendían como brigadas de limpieza anti corrupción y se han convertido en hostales de acogida para tanta ambición.
Pero es que, como se suele decir, en todas las casas cuecen habas. Algunas salen quemadas y hay que tirarlas a la basura y otras te toca comértelas aunque no te gusten. Lo importante en este mundo es tener buenas tragaderas y buen estómago. De verdad que hay momentos en los que no se puede respirar este aire tan contaminado. Y se hace difícil mostrarse positivo ante los ciudadanos, explicando un futuro en el que el fango solo lo encontremos en los charcos y no en las instituciones.
Nosotros seguimos creyendo que es posible una política mejor y unos políticos mejores. Seguimos trabajando para que los debates sean simples intercambios de opiniones, ideológicos o partidistas, pero sin necesidad de ir a trabajar con las botas de agua para meterte en el barro. Necesitamos discusiones duras, profundas pero educadas y sin perder en ningún momento el objetivo del interés general. Necesitamos saber que cuando el árbitro pita el final del partido, todos podemos compartir un refresco juntos y comentar la jugada. Es imprescindible entender que se puede convivir sin tratar de destruir al adversario político, y lo es, porque nuestro comportamiento afecta directamente en el buen o mal funcionamiento de nuestro Ayuntamiento, y lo es, porque el buen o mal funcionamiento de éste afecta directamente en el día a día de los vecinos y vecinas de nuestra ciudad.
Yo no tengo botas de agua, ni me las pienso comprar, no las necesito para el lugar donde me sitúo en política. Ven, aquí no hay fango.