La cocina del CIS en las elecciones catalanas

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Algunos se preguntan cómo es posible que si la última encuesta del CIS para las elecciones catalanas proporciona a Ciutadans un 13% de voto directo luego resulta que en la estimación final de votos válidos se le otorga más de un 22%, mientras que otros partidos aumentan su porcentaje entre ambas magnitudes pero nunca tanto. Lo vamos a explicar, pero no con complejas fórmulas matemáticas sino con simples razonamientos.

En primer lugar, hay que decir que el voto directo es siempre menor que la estimación final porque a la pregunta a quién votarás muchos responden que aún no lo saben, que no quieren contestar o que no van a votar. En este caso cerca de un 30% entre los tres grupos, una cantidad muy relevante a repartir para calcular la estimación final o la encuesta no sería útil ni significativa para saber cuántos votos y diputados va a sacar cada partido.

Una de las formas de repartir a los indecisos o que no quieren contestar o que contestan que no van a votar es preguntar también por lo que votaron en las anteriores elecciones catalanas. La muestra es pequeña, sólo tres mil entrevistas para las cuatro provincias y 537 municipios que se deben extrapolar a más de cuatro millones de electores catalanes, la suerte puede influir mucho en las llamadas, pero si preguntas lo que votaron y lo que votarán, el incremento es bastante más fiable que la cifra absoluta.

Bueno, pues resulta que sólo un 8% dice que votó a Ciutadans mientras que ahora dicen que lo votarán un 13%, lo que supone un importantísimo incremento. En cambio, al PSC dicen que lo votaron un 11% y que lo votarán un 12%, lo cual también significa un aumento pero más leve. A otros partidos como los dos que formaban Junts pel Sí o a los Comunes les ocurre justo lo contrario, más encuestados dicen que les votaron de los que dicen que les van a votar, y eso les penaliza en la estimación final. A la hora de repartir el porcentaje de indecisos para calcular la estimación final, mirar qué partidos suben o bajan en voto directo es fundamental.

Otra forma de repartir a los indecisos es comparar el recuerdo del voto con los resultados reales de dicha votación en 2015. Resulta que un 8% de los encuestados dice que votó a Ciutadans pero en realidad lo votaron un 18% de los catalanes, muchísimos más, mientras que al PSC dicen que le votaron un 11% y lo votaron un 13%, otra vez un incremento pero más leve. El caso de los ‘Comunes’ es muy significativo, más encuestados dicen que les votaron que catalanes verdaderamente les votaron. De nuevo, a la hora de repartir el porcentaje de indecisos para calcular la estimación final, comparar lo que dicen que votaron con lo que en realidad se votó es fundamental.

Los motivos por los que entre los tres mil entrevistados hay un sesgo tan grande contra Cs, y también contra el PP y la CUP, no los sabemos. No estaban en casa, no cogieron el teléfono o no lo quieren decir, pero lo que está claro es el tremendo subidón entre el 8% que dicen que votaron a Ciutadans y el 13% que dicen que lo votarán ahora, y se tiene que ponderar, lo mismo que la enorme diferencia que hay entre el 8% que dicen que lo votaron y el 18% que votaron a Cs en realidad al igual que pasa con PP y CUP.

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