El nuevo, o no tan nuevo, terrorismo independentista

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Hemos asistido en estos últimos días a la detención por parte de la Guardia Civil de un grupo organizado que iba a realizar actos de carácter violento para sembrar el terror en Cataluña y condicionar políticamente a la ciudadanía catalana mediante, presuntamente, tácticas de intimidación y sabotaje, a esto en seguridad se le llama de una manera muy simple, terrorismo.

La conexión y vinculación del presunto grupo terrorista desarticulado con el gobierno autonómico en un principio fue negada pero las abrumadoras pruebas no dan lugar a la duda, y sin embargo sigue sin ser denunciada oficialmente por el gobierno de Pedro Sánchez y siguen sin ponerse en práctica medidas correctoras, aunque los precedentes con el terrorismo de ETA y el gobierno vasco del PNV la convirtieron en muy previsible considerando que los únicos que sufrían atentados eran los concejales y diputados del PSOE y del PP.

En la España y la Cataluña del 78 surgía tras el descontento de la aprobación de la Constitución Española el brazo armado del Moviment de Defensa de la Terra (MDT) o Terra Lliure, que cometió la friolera de más de 200 atentados terroristas y ya tuvo por parte del Gobierno socialista del PSOE “manga ancha” con indultos para los presos de la organización terrorista catalana. Los miembros de dicha organización terrorista pasaron a engrosar las filas del partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya, algo similar a la organización terrorista ETA y Herri Batasuna, ahora EH-Bildu. Más cercano a nuestra Comunidad, los grupos independentistas y de claro carácter pancatalanista como el Bloc Nacionalista Valenciano, hasta el momento relativamente pacíficos, se integraron en la marca Compromís tras un conveniente lavado de cara.

En Galicia, últimamente está operando con baja intensidad en sus acciones de intimidación el grupo Resistência Galega Refundación del Exercito Guerrilheiro do Povo Galego Ceive (EGPGG) curiosamente también de corte socialista e independentista con más de un centenar de atentados, y este verano la Guardia Civil se vio obligada a practicar la detención de los presuntos cabecillas de la organización.

En la actualidad en Cataluña se extrapola el mismo “modus operandi” que sucedió en el País Vasco en los años que operó ETA. Empezó con actos de baja intensidad como ataques en redes sociales de políticos, escraches de diputados y concejales, pintadas en los domicilios de destacados políticos y ataques a las sedes. Y ahora vamos camino de atentados con artefactos explosivos. Acuérdense de las palabras del Sr. Torra “apreteu, apreteu…” a los CDR, por lo tanto queda demostrada esa idiosincrasia entre el poder político de un gobierno autonómico con grupos de terrorismo de carácter urbano. La base de este terrorismo urbano parte de un territorio donde actúa, claramente diferenciado y acotado, una sociedad en parte “secuestrada” y presionada, una economía procedente hoy en día con dinero público por las numerosas subvenciones de asociaciones afines, unos medios de comunicación y una web globalizada como una de las herramientas más útiles que tienen este tipo de nuevo terrorismo cuyo contenido es totalmente moldeado por su sector ideológico.

Atentado de ETA en Torremolinos

Porque el terrorismo ya se encuentra en una clara tendencia de línea empresarial con medios tecnológicos, medios políticos, medios humanos y medios económicos. A este entramado se le está denominando la “economía del terrorismo”.

El terrorismo urbano o de barrio ha venido a quedarse en las ciudades españolas ante la pasividad de ciertos gobiernos municipales y claro es el ejemplo catalán y si no lo remedia una política municipal de seguridad ciudadana clara y contundente cada vez será más difícil erradicarlo de nuestras ciudades. Que no nos lo tienen que contar, lo hemos padecido en nuestras propias carnes.