Mi hermano y mi cuñada estaban en el metro de San Petersburgo justo en el momento del atentado con bomba y metralla, como parte de su viaje mochilero con destino a Murmansk, al norte del Círculo Polar Ártico.
La suerte quiso que se enterasen del sangriento atentado, con 14 muertos y multitud de heridos, al volver al hotel y conectar sus dispositivos móviles al wifi, cuando empezaron a pitar todos los mensajes que amigos y familiares, sabedores de su estancia en la ciudad de los zares, les habíamos enviado preocupados por su estado.
«A todos los que os habéis interesado por nuestro estado después de los atentados de San Petersburgo daros públicamente las gracias y deciros que aunque nos pilló en el metro, estamos bien.»
A mi cuñada, que también tiene un bonito blog de viajes, la conozco de hace menos tiempo, pero de los viajes de mi hermano se podría escribir una novela negra. Nunca ha tenido un altercado importante, que nos haya querido contar, pero muchos de sus viajes se caracterizan por haberse desarrollado algún acontecimiento violento al poco de pasar él. Y en este caso todavía le ha tocado más de cerca.
No me extrañaría que en algún momento sus movimientos hayan sido controlados por algún servicio secreto, aunque cualquier posible relación se disipa al leer su blog Viaja o revienta, en el que con extremo placer nos cuenta sus aventuras y desventuras viajeras, que casi son más estas últimas.
«Ríos de gente se dirigían a pie hacia sus casas por la periferia mientras a lo lejos sonaban sirenas y los coches, camiones y autobuses se agolpaban y avanzaban lentamente en un atasco desde el centro hasta un par de kilómetros más allá, que me recordó a las películas de caos en las que todo el mundo trata de huir de la ciudad.»
Nos hemos quitado un peso de encima, no lo voy a negar, porque no sería la primera vez que a alguien cercano le toca una desgracia en un lugar en el que en cualquier otra circunstancia nunca habría estado. Ahora podemos seguir disfrutando de cómo se le congelan los cataplines bañado en la suave luz del sol ártico.