Desmontando, sólo un poquito, a Puigdemont

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Hay que ver lo que da de sí este personajillo que en estos momentos está en la cresta de la ola, copando debates televisivos, noticiarios y hasta todas las portadas de la prensa belga en dónde, en un pie de página, filtran la noticia de que ya empiezan a abandonar Bélgica varias empresas (bueno es broma y pido perdón por el chiste fácil).

Pero lo que sí es cierto es que ya su sola presencia allí está generando confusión y tensión en el seno del Gobierno belga (aquél que tardó más de un año en conformarse tras las elecciones, por su gran complejidad) ya que el Secretario de Estado de Inmigración Theo Francklen, perteneciente a un partido con simpatías neonazis e independentista, ofrece asilo al «mártir político Puchi», mientras se lo niega a una familia Siria y dice que en Bélgica hay muchos inmigrantes «a los que hay que limpiar». Sin comentarios.

Es el number one de los políticos europeos en generar problemas y practicar el mal gobierno tanto en su lugar de origen como en el corazón de Europa.

Ya no se conforma con fracturar y dividir a la sociedad catalana generando odio, miedo y frustración a raudales, sino que ahora lo quiere exportar a Europa, intentando así salvar el culo y entronizarse en el martirio del exilio, exudando victimismo para poder generar algo de compasión y comprensión. Y yo me pregunto:

¿Qué clase de diablillo político es este Puchi que siendo alcalde de Girona y tercero en la lista de esa provincia en las últimas elecciones autonómicas, por una suerte de carambola rocambolesca (valga la redundancia) se convierte en M.H.P. (Molt Honorable President, no penséis mal) en el último suspiro, gracias, nada más y nada menos, que a la CUP?

Pues la verdad, no me lo sé responder; soy muy franco. Y es que aún no entiendo ni asimilo cómo un Molt Honorable emprende una huida hacia… ni se sabe, con nocturnidad, cómplices y alevosía al estilo de «Tocata y fuga», dejando a sus compinches «pringaos»; fuentes solventes y de toda credibilidad me comentan off the record, que al preguntarle a su mujer por el paradero de su marido, ésta respondió: sólo sé que me dijo «cariño voy a por tabaco»… y hasta hoy. Con todo esto, el personaje está más que desmontado y para acabar voy a decir dos cosas:

  • La primera, todo aquel que fabrique «Caganers del Puchi» estas navidades para colocarlo en los Belenes, se forrará.
  • La otra, seguro que no renunciará a la pensión vitalicia que le corresponde por su condición de ex president, con vehículo oficial y secretaria incluido, pues «la pela es la pela». Se lo tendrán que quitar como le pasó al Pujolet.

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