Con el disparate secesionista de Puigdemont y de sus socios anticapitalistas y republicanos, que ni ellos saben a dónde les va a conducir tal intentona golpista, tenemos aquí en la Comunidad Valenciana el camino contrario que ha tomado la Sra. Oltra desmarcándose en público del Procés. Dña. Mónica ha elegido el camino de la valencianía más ortodoxa, dejando de lado sus veleidades catalanistas, a la vez que ha sido ungida para ostentar unos de los más representativos cargos de esta maravillosa ciudad que es Valencia: el de Fallera Mayor de su Comisión. No sabemos si ese es su barrio, más bien lo dudamos, pero ese paso adelante que ha decidido tomar es un digno reconocimiento a la labor que los Falleros han hecho a lo largo de los años por mantener nuestras costumbres y fiestas.
Alabamos el paso adelante, que es un sí al respeto a nuestras tradiciones y lengua, que en las fiestas josefinas tienen uno de sus mayores momentos de esplendor. Pero con la misma vehemencia que parece que vive nuestras Fallas, debería defender la diferencia existente entre la cultura valenciana y la catalana, debería intentar unir más a los valencianos, no dando pábulo a los que pretenden convertirnos en una sucursal de Barcelona. No se puede defender desde la Vicepresidencia de un Gobierno de todos los valencianos posturas pancatalanistas. El ciudadano medio entiende que es inmoral un día vestirse de Fallera para hacer política (cuando nunca antes ha sido fallera) por ser cargo político, cuando todos sabemos que en el momento deje de ostentar dicho cargo, su fervor fallero decrecerá vertiginosamente.
En el acto cívico del pasado 9 de octubre, al que yo misma asistí, esta teoría quedó ratificada: Compromís y sus afiliados portaban centenares de banderas con su logotipo mientras las Senyeras brillaron por su ausencia. Pienso que, por encima de banderas y galones, está el corazón de la gente, pero es que el cinismo de Dña. Mónica ya es demasiado. No cuela.
Que quede claro: Compromís no cree en la valencianía sin diferenciarla de Cataluña y sus “Països”. Permítame, Dña. Mónica, darle la enhorabuena por su nombramiento como Fallera Mayor de su Comisión, pero me veo en la obligación de advertirle que no me creo que haya abandonado usted y el partido que representa las tesis pancatalanistas. No haga usted política de efectos especiales y dígale al Sr. Fuset que no coarte la libertad de las mujeres de la corte a la hora de elegir su forma de vestir en los actos oficiales.
Mientras, Puigdemont sigue a fecha de hoy sin aclarar su calamitosa y lamentable intentona golpista independentista, ni siquiera a sus socios del Govern, con tal de preservar el sillón prolongando la agonía democrática y económica de Cataluña, a la vez que Dña. Mónica hace lo propio al haber traicionado los valores de su partido haciéndose un traje a la medida de sus ambiciones políticas, pues… ¿quién se cree el posicionamiento que ha adoptado en los últimos tiempos de desmarcarse del independentismo y del catalanismo?
Aunque cambie de estilista y se ponga trajes de Fallera no nos engaña, Sra. Oltra.