A ti, que no votaste el 1-O

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A ti, que decidiste no ser demócrata. A ti, que decidiste dificultar el futuro de Cataluña. A ti, que tomaste la postura más antidemocrática posible. A ti, que enterraste tu voluntad en la incertidumbre. A ti, que negaste al resto de catalanes la oportunidad de expresar dignamente su voluntad…..

Pues no, a pesar de lo que hayas podido pensar después de leer el titular y el primer párrafo, este artículo no va dedicado a ti, que no votaste, sino a ti, que sí te acercaste a las urnas para participar en la pantomima que formaron un grupo de nacionalistas, en contra de la democracia, en contra de Cataluña y en contra de la voluntad de la mayoría de los catalanes, y si sigues leyendo entenderás porque digo que tú no votaste.

Con tu colaboración necesaria, permitiste que se dañase la imagen de legitimidad que arroja el sistema democrático, participando en una parodia que tenía un resultado más que establecido desde el principio. Con la creencia de que votar es democracia, no te paraste a pensar en que votar, se ha votado en la mayoría de los regímenes totalitarios, donde la votación se realiza sin miedo al resultado por parte de los dirigentes porque ellos, al igual que los organizadores de esta caricatura electoral, nunca tienen miedo al resultado. Saben que la votación ha sido organizada por ellos, para mayor gloria de ellos mismos. El voto no siempre es democracia porque como en este caso, también se ha usado para legitimar las mayores imposiciones de la historia.

Aunque creas que sí, tú no votaste el 1-O, porque tu voto estaba decidido desde mucho antes de introducir la papeleta en el sobre. Independientemente de que votases sí o no, tu voto estaba contado desde el día anterior, decidido por gente a la que robar la voluntad de las personas no les supone remordimiento alguno, siempre justificando los medios con el fin, como cualquier totalitarismo que se precie. Dirigentes, estos ladrones, que son capaces de utilizar tu voluntad de manera “simbólica” para hacer su campaña electoral, capaces de declarar la república según “el mandato del pueblo” para al segundo siguiente derogarla de acuerdo con sus propios intereses.

El mayor cáncer para un pueblo no es que no haya derecho al voto, ni que te impongan un dirigente y una ideología que no es la tuya. Contra eso siempre es posible luchar por el sufragio y la libertad, como se ha demostrado a lo largo de la historia.

Aunque creas que sí, tú no votaste el 1-O

El mayor cáncer para la democracia es que la perviertan de tal manera, que ésta solo sirva para legitimar a aquellos que de manera irregular ostentan el poder y utilizan las instituciones para adoctrinar y manipular al pueblo, porque de esa manera el deseo de expresar la voluntad de un pueblo como respuesta a la tiranía queda inerme. Para darse cuenta, tan solo hay que observar que cualquier sistema dictatorial que se prolongue en el tiempo, termina desarrollando simulacros electorales, tan faltos de garantías como el que se produjo el 1 de octubre.

Somos muchos sobre los que estos infames Maquiavelos no tienen influencia ninguna y que no vamos a permitir que se adueñen de la débil “Legítima democracia” por la que tanto se ha luchado en este país, donde nos costó decenas de años más que al resto de Europa salir de un régimen totalitario.

Somos una democracia joven y nos es difícil decidir qué es lo mejor para el futuro de España por nuestra falta de experiencia, pero al mismo tiempo los años oscuros que hemos pasado son cicatriz suficiente para saber que no debemos permitir que nadie se adueñe y pervierta nuestro proyecto, porque de eso ya tuvimos 40 años hace demasiado poco.

A ti, que participaste en el golpe más duro a la democracia de este siglo me gustaría decirte que no siempre introducir una papeleta en una urna es democracia, y que cuando una votación es fraudulenta es mucho más demócrata el que resiste su impulso de manifestar su voluntad, por puro respeto a la honradez e integridad de los procesos democráticos, que el que sin cuestionarse la validez del proceso lo defiende de forma desbocada.

A ti, que pusiste una papeleta en una urna, y aún así no votaste, espero que se te haya agitado la conciencia.

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