Cuanto menos resulta curioso que un presidente socialista, Ximo Puig, quiera convocar una manifestación contra un modelo de financiación autonómica implementado por otro presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, que contó para su desarrollo con la inestimable ayuda de otra socialista valenciana, Carmen Montón, ahora integrante del gobierno del primero y también convocante de la movilización en contra de su propio modelo.
Tal vez, si quieren resultar creíbles, lo primero que deberían de hacer los socialistas es pedir perdón a todos los valencianos por implementar un modelo de financiación que ha llevado a la ruina a la Generalitat Valenciana, que debe más de 46 mil millones de euros, una deuda que no podrán pagar ni nuestros hijos ni nuestros nietos. Menos mal que el 80% de esa deuda la tenemos los valencianos con España, que ni nos la reclama ni nos cobra intereses, porque en caso contrario podríamos ir chapando la ‘paraeta’.
Si socialistas y populares quisieran, mañana mismo se podría cambiar el sistema de financiación autonómico para realizar un reparto más justo y equilibrado, puesto que suman 222 diputados en el Congreso, muy por encima de los 176 que marcan la mayoría absoluta necesaria para la reforma de una ley orgánica. Por eso, resulta evidente que el objetivo de la manifestación no es mejorar la financiación de los valencianos sino el de crear una conciencia nacional o de pueblo oprimido, a imagen y semejanza del conflicto soberanista que se ha generado artificialmente en Cataluña.
Com? Cal defensar els interessos del poble valencià per damunt dels partits. Ara cal sumar i unir https://t.co/XRRi0i348i via @valenciaplaza
— Enric Morera (@enricmorera) August 10, 2017
A pesar de lo que diga el presidente de las Corts, el nacionalista Enric Morera, ‘los pueblos’ no son sujetos políticos ni deben serlo, porque no por ser de un determinado pueblo, en este caso el valenciano, todos tenemos que pensar lo mismo, decir lo mismo y hacer lo mismo, sino que cada uno, cada ciudadano, puede tener sus opiniones políticas propias y sus propios sentimientos y prioridades, sin que eso lo convierta en peor valenciano o peor ciudadano.
Un ejemplo perfecto lo tenemos en España, que dicen que ha recuperado los niveles de riqueza previos a la crisis pero ni usted, que está leyendo estas humildes líneas, ni yo lo hemos notado, sino que seguimos igual de mal, así que deben ser otros los beneficiados y no en general el ‘pueblo español’, porque todas las generalizaciones son odiosas, hasta las positivas. Por tanto, nada nos garantiza que si al ‘poble valencià’ le va mejor en general, también nos va a ir mejor a usted y a mí.

Desconfíen de toda manifestación que convoque un gobierno, como el de Ximo Puig y Monica Oltra, más aún si para la convocatoria reclaman el apoyo de los partidos políticos de la oposición, porque va a ser seguro una farsa. Y más aún si la quieren celebrar el 30 de septiembre, víspera del desafiante referéndum separatista catalán, porque como ha pasado con nuestros vecinos del norte, no nos va a traer nada bueno. Precisamente ahora que los trabajos de la comisión que estudia la reforma de la financiación autonómica parece que van viento en popa.
El asunto de la financiación autonómica está en buenas manos, las de Manuel González Sánchez, catedrático de derecho tributario de la Universidad de Jaén y defensor de la solidaridad interterritorial, así que en vez de salir a las calles a gritar consignas soberanistas, mejor apoyar a los que saben de qué va esto para que se llegue a un acuerdo satisfactorio cuanto antes, a ser posible aplicable ya en 2018. Y sobre el desafío soberanista catalán, todos sabemos aunque no se quiera reconocer que la clave para resolver el embrollo está en los catalanes que quieren lo mejor posible tanto para Cataluña como para España, como Inés Arrimadas y Albert Rivera.
Han de saber que esta marcha se convoca por dos motivos, el primero porque el Consell está perdiendo pegada en la sociedad valenciana, que empieza a calarlos, y la segunda para diluir el fracaso de las reformas educativas sectarias del conseller Vicent Marzà y la mala gestión sanitaria de la consellera Carmen Montón. Que hagan experimentos sociales con otros y no con los valencianos, que sabemos muy bien lo que queremos.