No sé qué tiempo es habitual permanecer en política activamente, pero sí que creo que no debe de ser un tiempo demasiado largo el que se esté en primera línea.
En política se puede estar de mil formas, ocupando cargos, trabajando en un partido, gobernando, en la oposición, hasta de mero observador. Una cosa es la actividad política y otra el ser, el estar en política.
Estamos acostumbrados a oír a gente que conocemos decir: “Yo paso de la política”, “estar en política solo te traerá disgustos”, “no te metas ahí, son todos iguales”….., pues bien, por mucho que les pese a algunos y gracias a dios, desde hace ya más de cuarenta años, todos los españoles estamos metidos en política. Pasamos de ser víctimas de “su” política, a ser protagonistas de “nuestra” política.
Participaremos más o menos, pero todos hacemos política, unos mojándonos y tomando partido, otros protestando de todas las opciones que se nos ofrecen.
El hecho de tener el derecho, y poder ejercerlo, de ir a votar nos hace a todos participes de la política. El pagar nuestros impuestos y poder exigir responsabilidades sobre lo que se hace con ellos, nos hace participes de la política.
Existe una costumbre, por desgracia muy generalizada, de intentar pasar desapercibido totalmente en política. Según en qué ambientes, se evita que salga a la conversación el tema político, cuanto más cerrado es el circulo en que te mueves, amistades, pueblo, club, .., más vetado está el tema.
Cuando surge la conversación no tarda en aparecer el clásico que enseguida dice, con intención de zanjar el tema: “yo paso de la política, soy apolítico”, le falta apostillar el comentario de un antiguo chiste: “yo soy apolítico, de derechas de toda la vida, como mi padre”. Este tipo de personas, al final, resultan ser quienes tienen una postura más firme en defensa de algunas de las opciones que se puedan tener y llegado el momento serán los que con más fervor la defiendan y en muchas ocasiones incluso sin saber por qué lo hacen.
Todos somos política, todo es política y todo se mueve por política.
Tenemos miedo a manifestarlo, a decirlo, a que “se nos vea el plumero”, es una opción el mantenerlo en secreto, pero nunca creeré en la imparcialidad de nadie, siempre tendrás un criterio, una opinión, una simpatía que te incline hacia alguna opción.
Por suerte, con sus mil defectos e imperfecciones, vivimos en un país, España, no me molesta nombrarlo como a algunos, donde podemos expresar nuestras opiniones, elegir entre las distintas opciones, e incluso, si no la encontramos, tenemos la posibilidad de crearla, todo es posible.
La realidad nos demuestra que es cierto aquello de que si nosotros mismos no hacemos política, otros la harán por nosotros y, seguramente, contra nosotros.
Todo es política y todos estamos en política, no seamos cínicos de decir que estamos al margen, para después criticar a diestro y siniestro. No existe el: “yo paso de todo, yo paso de política”.
Hace años, cuando todo aquello de la movida madrileña, circulaba una frase que es fiel reflejo de lo que digo:
“Nadie pasa de todo hasta que se muere, y entonces pasa un entierro”.