Vicente Ferrer nació en la ciudad de Valencia en 1350, y es el Patrón Principal de la Comunitat Valenciana. En la actualidad, y en su conmemoración se levantan «altares» donde los niños representan escenas de su vida y milagros, siendo una de las fiestas populares con más tradición de toda la Comunitat.
Predicó por todo el Reino de Valencia, Italia y Francia en su lengua nativa, el valenciano, y curiosamente todo el mundo lo entendía, castellanos, franceses, vascos, italianos del Piamonte, lombardos, etc.
San Vicente Ferrer fue protagonista de la historia del siglo XIV y principios del XV. Trabajó activamente en solucionar el «Cisma de Occidente», un tiempo en que coexistieron dos Papas (Roma y Avignon). A los valencianos nos sonará el nombre del «Papa Luna» de Peñíscola. También fue fundamental para la Corona de Aragón y el futuro Reino de España su papel en el «Compromiso de Caspe» apoyando a Fernando de Antequera.
Sintiéndose enfermo en Francia, quiso volver a morir en Valencia, pero una tormenta en el puerto de Vannes se lo impidió, muriendo allí en el año 1419. Fue canonizado por Calixto III en 1455.
Especialmente emotivo es su último mensaje a los valencianos:
«¡Pobre patria mía! No puedo tener el placer de que mis huesos descansen en su regazo; pero decid a aquellos ciudadanos que muero dedicándoles mis recuerdos, prometiéndoles una constante asistencia, y que mis continuas oraciones allí en el cielo serán para ellos, a los que nunca olvidaré»
«Aunque no viva en este mundo, yo siempre seré hijo de Valencia. Que vivan tranquilos, que mi protección no les faltará jamás. Decid a mis queridos hermanos que muero bendiciéndoles y dedicándoles mi último suspiro»
Hoy se celebra San Vicente Ferrer, una de las figuras históricas con más calado para todos los valencianos.