Como viejo político que es – por edad y dilatada trayectoria – hace lo de «la avestruz» cuando hay marrones y lo de «los pantanos» cuando hay algo que inaugurar o ponerse alguna medalla que reluzca. No descubro nada nuevo pues esto se ha practicado desde el Pleistoceno político por personajes mediocres, cuya forma de hacer política es adoctrinar a través de su ideología.
En el «campo de batalla» político, Ribó evita entrar en el cuerpo a cuerpo cuando no lo ve claro – demasiadas veces – y como estrategia interna utiliza a sus concejales como auténticos arietes, como armas arrojadizas, como catapultas, pero es él quien diseña el modus operandi en la estrategia política, el que los sitúa en los puntos clave, cargando la munición ideológica para apuntar a todos los valencianos y DISPARAR.
Ribó, en el último Pleno del Ayuntamiento antes de vacaciones, al que por cierto asistí como público invitado, se limitó a dirigirlo desde su «atalaya», casi sin intervenir pues para eso tiene a sus peones, limitándose a controlar los tiempos de las intervenciones a través del reloj que tiene al alcance de su mano, por cierto, intentando hacer «trampitas» ya que a veces se le llamó la atención desde la oposición para que le diera a la tecla de inicio cuando empezaban a intervenir els bons xics de Compromís, ya que se le olvidaba.
He de confesar que hubo momentos en el Pleno que me abochorné con la exhibición de malos modos, interrupciones groseras y mala educación por parte de bastantes ediles de Compromís, cuando las intervenciones de la oposición eran más incisivas. Me atrevería a decir, sin exagerar, que hacían gala de actitudes tabernarias y yo pensaba para mis adentros : ¡en estas manos estamos todos los valencianos! …y mi Pepito Grillo interior me decía: ¡disfruta de lo votado, chavalote! …
Pues NO, me rebelo.
Lo más patético de todo era ver cómo sus socios socialistas, complacientes ellos, les bailaban el agua, encantados de haberse conocido. ¡Lo que nos cuesta Ximet! Y los de Podemos en este Pleno, missing. Como claros ejemplos de lo que os decía, ahí van estos cuatro:
1.- Si Ribó suelta por esa boquita la boutade de que la crítica fallera es GROTESCA en comparación con la de Les Fogueres, se saca de la manga a su peón reprobado FUSET, el cual se pone manos a la obra – a trabajar para su jefe – y contrata a una empresa de encuestas para hacer una a los falleros, al parecer ilegal, pues la Agencia de Protección de Datos le ha abierto al Ayuntamiento un procedimiento de declaración de infracción con dos posibles sanciones muy graves que pueden llegar hasta el millón doscientos mil euros, según la Ley Orgánica de Protección de Datos.
La ilegalidad consiste en que la empresa encuestadora no recabó por escrito el consentimiento de los 963 falleros encuestados – de los 1.100 previstos – ya que iban a ser objeto de tratamiento los datos recabados de ellos referentes a su ideología, afiliación sindical, religión y creencias. Con esto a Ribó le aflora su ego más profundo: el inquisitorial.
2.- Es incuestionable que las calles y parques de Valencia están sucias, pero el parque del Turia está hecho unos zorros, y no voy a entrar en más detalles, y como Ribó NO EJECUTA los Presupuestos Municipales, y de un año a otro «entra en bucle» con ellos prometiendo que «al año que viene se hará» y éso no pasa, pues está en pésimo estado un Parque que es icono turístico de la ciudad y así, se está convirtiendo en algo deplorable para los miles de turistas que masivamente lo utilizan y para toda la ciudadanía.
Ante esto, Ribó echa mano de PILAR SORIANO, concejala de Parques y Jardines para que diga que no está tan mal y echarle las culpas al Estado pues «si lo permitieran contrataríamos a más gente para arreglar los jardines». Balones fuera.
3.- Sí unos ciudadanos limpian, después de unos meses de ser ensuciada, la estatua del torero valenciano Manolo Montoliu sita al lado de la plaza de toros e icono fotográfico para muchísimos turistas, la concejala de Cultura GLÒRIA TELLO se despacha tan a gusto diciendo que está estudiando sancionar a quienes la limpiaron y que «esto no es una ciudad sin ley…» (tela marinera), añadiendo que odia los toros y por eso no limpia la estatua, es decir, la voz de su amo, reconociendo además que el Ayuntamiento no dispone, hoy por hoy, de una contrata específica para la limpieza de monumentos que forman parte del PATRIMONIO DE TODOS.
Esto es ideología pura y dura aplicada a la gestión política, odio a lo que no te gusta, menosprecio a la ciudadanía y malos modos elevados a su máxima potencia.
Y Ribó desde su pedestal, disfrutando del «quite de su peón de brega». Olé por el alcalde.
4.- Si a Ribó se le ocurre crear problemas donde no los hay, echa mano del napolitano GREZZI, concejal de Movilidad y «visto y no visto» prohíbe estacionar por la noche en el carril bus haciendo, como diría mi abuelo, «mės mal q’un porc solt», en particular al sector de la hostelería y ocio nocturno de la ciudad y en general a toda la ciudadanía.
Como es un concejal muy inquieto – por eso de la movilidad – modifica y recorta líneas de la EMT a su libre albedrío, provocando retrasos e incomodidades a muchos usuarios; peatonaliza calles a troche y moche – macetazo en el Mercado Central – , sin consenso alguno, – bueno, con el de Ribó – y pone a funcionar, antes con antes, un anillo ciclista que circunvala el casco antiguo, inseguro y peligroso para viandantes, ciclistas y automovilistas, inventándose señales de tráfico y pseudo inaugurándolo grabándose a sí mismo circulando en bici, incumpliendo de esta manera una elemental norma municipal de circulación, por lo que fue multado.
Su gestión ha provocado en la ciudad una circulación más lenta -para él más calmada – y a veces caótica, con muchísimas retenciones, lo que provoca un aumento de las emisiones de CO2. A todo esto Los Verdes ( que forman parte de Compromís ) sin decir está boca es mía.
¡Si vols mès, para el cabás!
Estos cuatro ejemplos de actuaciones más o menos recientes, forman parte de la gran «ensalada riboniana» que se puede aderezar y salpimentar aún más con decisiones arbitrarias adoptadas por Ribó. Por ejemplo: respecto a la imposición lingüística del topónimo de nuestra ciudad VALÈNCIA, el hecho de pasar olímpicamente del colegio/barracón 103, colocarnos en las fiestas navideñas a las reinas magas republicanas, subvencionar a entidades catalanistas y no a lo Rat Penat… O el menosprecio que muestra a nuestras fiestas tradicionales: a las propias fallas, a la Batalla de Flores, a las Cruces de Mayo, als bous al carrer, la prohibición del Himno Nacional a las pedanías en sus fiestas; aumento de impuestos, de mendicidad, de suciedad en la vía pública, de turismo low cost con apartamentos ilegales y, como colmo de los colmos, el CABAÑAL abandonado a su suerte, cuando prometían el oro y el moro en la campaña electoral…
Sí, señor Ribó, superado ya el ecuador de su mandato y tras las vacaciones veraniegas, estoy seguro de que le espera un OTOÑO MUY CALIENTE que le noqueará políticamente, y no será precisamente por la bancada «azul-pitufo», que de diez concejales sólo tiene uno exento de marrones judiciales, si no que será por parte de los NARANJITOS de CS que en esta segunda parte de la Legislatura Municipal, van a poner toda la carne en el asador, alentados por una militancia activa y entusiasta, para conseguir la Alcaldía y revertir así en toda la ciudadanía, la desilusión y el desengaño que les está provocado.