
“Toda llega en la vida” como dice el dicho y en la política no iba a ser menos. Estamos en el inicio de un pacto municipal que a los valencianos nos va hacer más mal que el bien que nos han querido vender: El Pacto del Rialto.
Un pacto entre el “estalinista” Sr. Ribó de su lavado Bloc – Compromís y la Sra. Sandra Gómez del Partido Socialista, supuesto “Obrero Español”, que próximamente mantendrá sus siglas, PSOE, pero que cambianado su significado a Partido Sanchista Opuesto a lo Español. Los nacionalistas valencianos como los “podemitas” han encontrado en la connivencia socialista a la gallina de los huevos de oro, una financiación para su adoctrinamiento y la siembra del catalán en la Comunidad Valenciana mediante los medios audiovisuales de gestión púbica.

La izquierda extrema en nuestro país “nada a gusto” por una sociedad empobrecida y cuanto más se engañe con la necesidad de subir impuestos para “solucionar” los desmanes de esa derecha corrupta, mejor, por no decir que cuanto más impedimentos se le ponga a la inversiones, mejor. Ya en la mítica película del director británico Michael Radford Nineteen Eighty Four – 1984, el enemigo no es Asia Central y Asia Oriental contra “Oceanía”, es la propia población. Necesita el Gran Hermano, el señor Ribó, tener a la sociedad valenciana en la ignorancia de sus planes y crear la Concejalía de la Verdad.
Lo hemos visto en el Parlamento de La Rioja, como sin despeinarse la diputada de Podemos chantajea al PSOE con Conserjerías. El dinero corrompe, pero tener la posibilidad de tenerlo también y se ve en Podemos, en Compromis y otros Frankenstein políticos No os suena de nuestro Pablito Iglesias pidiendo ministros, ministerios y prácticamente la luna, si él también quiere la luna, la toma por asalto. El señor Ribo se ve crecido aún a pesar de haber doblado el brazo como los pendencieros de taberna que se encuentran, se miran, se retan y uno de los dos pierde en ese pulso barriobajero.
El Acuerdo o Pacto del Rialto consta de 64 puntos.
Los puntos que tratan el sector de la seguridad pública son dos, el primero el punto 5, donde se vuelve a tocar la violencia de género, hoy en día un tema muy mediático. Evidentemente, la sección del Grupo de Ayuda a las Mujeres Maltratadas, GAMA, creada en el año 2003 lo agradecerá, pero no se orienta hacia lo primordial, que es empezar por la base y no por el tejado, en la formación que se da en la Academia de la Policía Local, que contiene numerosas carencias, una de ellas la formación en violencia de género. La prioridad debería ser impartir a toda la plantilla una formación que es básica ante la actuación diaria de nuestra policía local, p.e. los tiempos de respuesta y las formas son fundamentales.

Y en el punto 29 se han dado cuenta de que la figura del Policía de Barrio es fundamental para los vecinos de los barrios de la ciudad de Valencia. Una figura creada en 1992 por la anterior Alcaldesa de Valencia, Rita Barbera, y por el Teniente de Alcalde delegado del Área de Seguridad Ciudadana, Juan Cotino. Una sección de policía local de barrio que a nivel nacional puso a Valencia en la vanguardia en cuanto a la relación vecino – agente de policía. Pero se lo cargaron en la anterior legislatura y ahora con las presiones vecinales lo quieren volver a implementar.
Dos miserables puntos de 64 para la seguridad ciudadana, un sector que con la educación y la sanidad engloban la base de la pirámide de una sociedad más estable, moderna y con futuro. Un pacto de una coalición de organizaciones con políticas nada democráticas y un partido que no tiene nada que ver con lo que fue, socialista, obrero y español, como Felipe González recuerda últimamente muy a menudo.
El único camino posible es el que ha emprendido el Partido de la Ciudadanía – Ciudadanos, con la mentalidad de llegar a pactos y la negociación con otros partidos que respeten la Constitución. Como en cualquier país democrático, nuestra carta magna debe de ser nuestra estrella y guía para una mejor sociedad, apartándonos de esa misión y visión que tiene la izquierda y la extrema izquierda instituida por el PSOE, Podemos y otras coaliciones o agrupaciones que distan mucho de ser democráticas.

Esa línea deberíamos plasmarla también en un pacto abierto a los partidos liberales y socialdemócratas, ya marcada por Albert Rivera, y por qué no representado por un lugar tan emblemático para los valencianos como es la Alameda de la ciudad de Valencia.
El llamado El Prado de Valencia o de la Alameda tiene que ser el lugar constitucionalista y estatutario de todas las valencianas y valencianos que desean que tanto el bipartidismo del PSOE y PP como esa izquierda nacionalista del Bloque Nacionalista Valenciano o Bloc, ahora enmascarado como Compromís termine más pronto que tarde. Unas ideologías muy marcadas por el Pancatalanismo, ese que quiere que la Comunidad Valenciana se integre en su País Catalán o en Cataluña, que hasta últimamente dicen los propios independentistas catalanes que la paella es catalana. Tiene el candidato de Ciudadanos de la Ciudad de Valencia el señor Fernando Giner, cuatro años para revertir lo que algunos pensamos que si no se para a tiempo será irreversible, el Pacto infame del Rialto. Señor Giner su pacto es por una Valencia Cómoda y Abierta, su pacto con las valencianas y valencianos es el Pacto de la Alameda.