Orgullo… y demasiado prejuicio

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Mi querido amigo Jaume, que ante lo acontecido prefiere permanecer en el anonimato, estuvo en el Orgullo Madrid 2019 y nos ha escrito estas emotivas líneas que suponen un valiosísimo testimonio:

«Tengo 25 años, soy gay y de Ciudadanos. El pasado sábado 6 de julio, asistí junto con mis compañeros a la manifestación convocada con motivo del Orgullo de Madrid. Lo que debería haber sido una fiesta de reivindicación, libertad, tolerancia y diversidad, acabó convirtiéndose en un espectáculo bochornoso. Cientos y cientos de asistentes nos increparon durante la parte del recorrido que pudimos realizar por el mero hecho de pertenecer a un partido: Ciudadanos.

Sí, nos abuchearon desde el primer minuto. Sí, nos insultaron hasta la saciedad. Sí, no cesaron de intentar agredirnos. “Fuera de aquí” y “fachas” fueron de las palabras más repetidas entre el público, junto con otras muchas frases que prefiero no recordar y que atentaban contra uno de los artículos recogidos en nuestra Constitución, el artículo 21 sobre el libre derecho de reunión y manifestación. Y por qué no, contra el artículo 16 sobre la libertad ideológica. Todo esto combinado con un no cesar de abucheos y gritos constantes a los que se sumaba el lanzamiento de objetos y líquidos de todo tipo con pistolas de agua. Y no precisamente con la intención de ayudarnos a sofocar aquella calurosa tarde de verano, sino para hacernos callar.

Es difícil contenerse cuando personas que también forman parte del colectivo LGTBI+ te increpan, te insultan y te exigen que te marches de allí, de una manifestación que no va ni de partidos políticos ni de ideologías, sino de reivindicación de derechos y libertades en la que todo el mundo está invitado a participar, vengas de donde vengas, pienses como pienses o ames a quien ames.

Ante el clamor de todos estos intolerantes, nuestra respuesta fue pacífica y en forma de reclamos de “libertad, libertad” y “el Orgullo es de todos”. No había mejor manera de responder al odio que los asistentes lanzaban hacia nosotros.

A medida que avanzábamos, la cosa iba empeorando. Ese espíritu festivo con el que nos reunimos para manifestarnos fue transformándose poco a poco en cansancio, tristeza y decepción.

Aquel sábado, que recordaré el resto de mi vida, estábamos presentes gays, lesbianas, bisexuales y transexuales que también integramos Ciudadanos ¿En qué momento hemos dejado de pertenecer al colectivo simplemente por formar parte de Ciudadanos? Un partido que nació en defensa de la libertad e igualdad y que apuesta firmemente por el colectivo LGTBI+ no con palabras bonitas, sino con propuestas y medidas reales que es como verdaderamente se demuestran las cosas. Un partido que tiene claro, y así lo demuestra, que no va a permitir ni un paso atrás en cuestiones de Estado como son la igualdad o los derechos de las personas LGTBI+.

La situación se agravó aún más si cabe cuando un grupo de intolerantes decidió que no seguiríamos en la manifestación sentándose en plena calle, cortándonos el paso. La espera hizo que el ambiente empezara a caldearse más y comenzaran a vivirse episodios de auténtica violencia por parte de aquella multitud de intolerantes. Nos rodearon literalmente, nos acorralaron sin ninguna vía de escape. Se respiraba miedo e incertidumbre ante lo que pudiera pasar.

En la cabecera, algunos diputados del Congreso fueron víctimas de primera mano de la agresión verbal y casi física (de no ser por el equipo de seguridad) que se estaba produciendo por parte de aquellos fascistas que trataba de echarnos. No me gusta la palabra fascista. Desafortunadamente, últimamente se utiliza muy a menudo sin saber verdaderamente lo que significa. Pero lo que estábamos viviendo era más propio de un acto fascista de principios del siglo XX que de una democracia moderna del siglo XXI como la española.

Los organizadores del Orgullo, ante la situación que se estaba produciendo, que en ningún momento trataron de evitar, nos invitaron a irnos. A salir de allí y dejar de ejercer nuestro libre derecho a manifestarnos porque estábamos interrumpiendo el desfile. Esa era su solución, que los cientos de intolerantes concentrados se salieran con la suya y nos fuéramos. Lo cierto era que temíamos por nuestra seguridad, estábamos en un callejón sin salida. Fueron momentos de angustia y desesperación. Esto obligó a actuar a los antidisturbios de la Policía Nacional, que intervinieron para poder ponernos a salvo. Qué suerte que España cuente con unas fuerzas de seguridad tan bien preparadas. Gracias de corazón.

Consiguieron crear un cordón para que abandonáramos la manifestación a la mayor brevedad posible. La situación era muy peligrosa. Sin pensarlo, salí al grito de “libertad, libertad” entre cientos de intolerantes que celebraban nuestra salida insultándonos y gritándonos. Llegaron incluso a arrojarme a la cara en un par de ocasiones sus vasos llenos de alcohol y de odio.

Pánico, impotencia y tristeza, mucha tristeza. Nunca había pasado tanto miedo en mi vida. Salí de allí con el corazón helado y roto. En nuestras caras podía verse la decepción que sentíamos además de algunas lágrimas. Aquello que vivimos no se lo deseo a nadie. La Policía nos escoltó en todo momento hasta las puertas del Congreso de los Diputados, engalanado para la ocasión con luces de la bandera arcoíris. Sí, la bandera gay símbolo de diversidad y libertad, aquella que en esos momentos nos estaba siendo robada.

Cuando huíamos escoltados de la manifestación, no dejaba de preguntarme cómo habíamos podido llegar hasta ese punto. ¿Qué le está pasando a la sociedad española? ¿Por qué hay partidos que insisten en justificar la violencia hacia Ciudadanos? ¿Por qué esa reacción cuando aquel día a todos nos unía una misma causa? ¿Por qué me echaban de una manifestación insultándome cuando yo también soy gay?

Han conseguido criminalizar a Ciudadanos por no ceder ante las exigencias de algunos partidos, y con ello a los más de 4 millones de españoles que depositaron su confianza en las urnas. Ese discurso ha calado en la sociedad y lo ocurrido este sábado es una buena muestra de ello. Odio, intolerancia, insultos y discriminación en la fiesta del Orgullo LGTBI+. Por ello digo alto y bien claro que ESTE ORGULLO NO ME REPRESENTA.

JFC Afiliado de Ciudadanos