Obsesionados por el “Full Equip”

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En todo lo que consumimos, compramos o simplemente necesitamos ya no nos sirve lo básico, lo esencial, lo necesario. Todo ha de tener un plus. Un plus accesorio, complementario y en la mayoría de las ocasiones, innecesario. Vivimos obsesionados por el “Full Equip”.

Si empezamos por los móviles, tienen que ser con memoria de elefante y cámara de una calidad que ya hubiera querido Alberto Schommer en sus tiempos para hacer sus fantásticos retratos.

Ahora llevamos unos relojes, yo el primero, del tamaño de un campanario, cronógrafos, con hora mundial y sumergibles, 150 mts. como mínimo, cuando normalmente en lo más profundo que nos metemos es en algún charco y la mayoría de las veces son charcos sin agua.

Nuestro PC ha de admitir todos los formatos posibles y le instalamos cuantos programas caen en nuestras manos. Las televisiones han de ser ya más que inteligentes y no hablemos ya de todas las aplicaciones domóticas que, en cuanto podemos, instalamos en casa.

Pero no solo se produce este fenómeno con la tecnología, en cualquier otro aspecto de la vida nos ocurre lo mismo.

El yogur ya no es solo yogur, ha de ser enriquecido con calcio y favorecer el tránsito intestinal.

No hay alimento que se precie que no esté enriquecido con omega 3 y hasta cualquier salchicha de Frankfurt lleva todo el abecedario en vitaminas, A, B, C, Hierro,.., eso sí, carne tengo mis dudas de que lleven.

Para estar aparentes,  cualquier crema corporal como mínimo, además de colágenos y encimas Q10,  ha de llevar “radicales libres”, con el peligro que lleva encima un radical libre, pero en fin.

El equipamiento de nuestros coches ha de ser un compendio de accesorios y complementos que no quepan en dos folios, reservados hace unos años  al gran lujo. No me refiero a elementos de seguridad, sino a mecanismos los cuales cuando vendamos el coche dentro de 15 años no habremos estrenado.

Nos empeñamos en que todo lo que nos rodea este dotado de todo cuanto pueda suponer un plus, aunque no lo utilicemos o lo que es más grave aunque no lo sepamos utilizar.

En la educación de nuestros hijos hacemos lo mismo. Queremos niños “full equip”. Nos empeñamos en que tengan formación deportiva, y todos queremos tener un deportista de élite en casa, sin pensar que el patoso también existe. Formación musical, y no nos damos cuenta de que, como muchos de nosotros, hay niños que tienen oreja pero no oído. Si “nos” acaban la carrera, como si fuera nuestra, dos masters y varios idiomas y por supuesto un añito en el extranjero.

Esta obsesión en el “equipamiento”, no sé por qué, solo la perdonamos en un aspecto de la vida, la política. Pero esto nos llevaría varios artículos, la falta de “equip” de muchos que acaban ocupando cargos de una responsabilidad que les supera y siguen ahí sin que nadie sepa explicar cómo han podido llegar.

Esta sobre exposición al equipamiento nos lleva a complicarnos la vida de una forma terrible. Siempre tenemos algo estropeado, algo que reparar, algo por instalar, algo por actualizar, algún curso por hacer. No nos darnos cuenta que mientras preparamos no hacemos y que seguramente cuando ya lo tengamos todo preparado e instalado ya se habrá quedado obsoleto.

No hablo de renunciar a la tecnología, a los avances, al conocimiento, a la formación, ni muchísimo menos de no incorporarlos a nuestra vida diaria, pero sin que llegue a ser una obsesión. Hablo de no convertir en necesidad lo que es accesorio.

Recuerdo una frase que se decía al referirte a algo sencillo, a alguien “cortito”:

Es más simple que el salpicadero de un Panda”. Es el primer coche propiamente mío que tuve y ha sido con el que más he disfrutado y el que más recuerdo de todos los que he tenido. En aquellos tiempos el “Sistema inteligente de ayuda al frenado en curva sobre hielo, autoblocante de reactivación automática” –por decir algo-, ni estaba ni se le esperaba, pero yo vendí mi Panda con 200.000 Km y hasta lloré.

Es todo mucho más simple en esta vida, no se trata de tener por tener, se trata de utilizar lo que realmente necesitamos y tenemos a nuestro alcance, siendo conscientes que a veces, teniendo los medios, ni los utilizamos y solucionamos el problema por puro instinto.  Si no que se lo digan al “fashion victim” de la foto, que estado totalmente equipado para el sol, soluciona su problema con lo que llevaba puesto de serie, su mano.

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