Iba a ser lo que impulsaría al PP a remontar en las desfavorables encuestas, y les condujera a la senda de la victoria en los próximos comicios electorales, que están llamando a la puerta, y se ha convertido en un fiasco en toda regla, para los aproximadamente 3.500 participantes a esta Convención pepera, y para los pocos votantes fieles que aún les quedan, y que están ávidos de que el PP les refuerce su intención de voto.
Nada de rearme ideológico, estratégico, anímico… Nada de nada, sino más de lo mismo. La Cospe dixit: «defendamos lo nuestro y a los nuestros»; sin comentarios. La imagen «premium» que queda, y que perdurará de este cónclave de politicastros, (según el diccionario, políticos inhábiles, rastreros, malintencionados, que actúan con fines y medios turbios) será el beso que le planta Mariano a una Cifuentes, que le agarra fuertemente por el pescuezo, cual clavo ardiendo, pensando en este refrán: «quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija».
Lo perverso es que el árbol pertenece a la especie «Eme Punto Rajoy» y su sombra protectora se proyecta sobre el «Fake Máster de la Cifu». Por si esto fuera poco penoso, toda la «troupe del circo» cierra filas con Cifuentes, a modo de atronadores y prolongados aplausos a su intervención que, por cierto, no ha trascendido de qué habló, y yo, haciendo caso del refran «piensa mal y acertarás», intuyo que son aplausos de despedida, como colofón al «beso de Judas».
Como quien no quiere la cosa, ambos «diplodocus de la política» han unido sus destinos. Son de lo más añejo del PP; de hecho Cristina Cifuentes ya militó en Alianza Popular y siempre ostentando cargos orgánicos y públicos. Y Rajoy, desde mayo del 96, que se instaló en el Consejo de Ministros, hasta hoy, sólo ha dejado de ir a La Moncloa en la era zapateril. Son políticos antidiluvianos que se les ha pasado el arroz, como a tantos y tantos, y están dando sus últimos coletazos. Debe ser que los castigos al PP le vienen en diferido, como sus finiquitos, que tan magistralmente nos contó en su día Cospedal.
A Cifuentes, esta mañana, Ciudadanos finalmente le ha pedido su dimisión, y el PSOE tiene registrada en la Asamblea de Madrid una moción de censura. Por tanto, su futuro político es más negro que el arco de triunfo de un grillo.
El devenir de los acontecimientos para el PP, sea el que fuere, es nefasto. Demoledor. El más beneficiado de esta situación es Ciudadanos, que a base de una política útil, sensata y contundente, está dejando con tres palmos de narices a la «gauche divine madrileña», que ve como sus ansias inmediatas de ocupar el poder se desvanecen, y, cuando lleguen las elecciones autonómicas, estarán en una posición más debilitada.
Entre unos y otros, le están sirviendo en bandeja la victoria a Ciudadanos, demostrando así que, como en Cataluña, también tienen equipazo en la Comunidad de Madrid.
Por lo que respecta a M. Rajoy, empecinado como está en volver a ser candidato a la Presidencia de Gobierno, tiene en su futuro el color negro azabache de las tarjetas black. También está pendiente de que el Congreso le apruebe los presupuestos, algo que no está nada claro a día de hoy, y tiene una Espada de Damocles sobre su cabeza, a modo de moción de censura, que está urdiendo la izquierda, con la aquiescencia de los indepes catalanes y a la que sólo le faltaría el apoyo de Bildu y PNV, para que la aritmética dé.
Sí el PP une su destino al de estos dos politicastros, su descomposición está cantada en toda España, y esto es, simple y llanamente, lo que se han buscado. De tantos polvos corruptos, vienen estos lodos. Así pues, «quien por su culpa muere, que nadie le llore».