La perversión del lenguaje que practica una parte de la izquierda ha llegado a extremos tan absurdos que ha conseguido alcanzar grandes cotas de comicidad. Todos recordamos el famoso y críptico tweet de Íñigo Errejón “La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales. Afirmación y apertura”. O la anécdota del profesor de Ciencias Políticas Peter Dreier, doctorado en sociología y de ideología más bien de izquierdas, que quiso hacer un experimento enviando un trabajo completamente abstracto y sin ningún sentido a un panel de estudios feministas de un Instituto de Estudios Sociales de prestigio mundial. Inmediatamente le reconocieron su “valentía argumentativa” y fue invitado a defender sus tesis plasmadas en un trabajo que no tenía ni pies ni cabeza. Declinó la invitación y descubrió su broma, pero ahí queda retratada esa izquierda feminista supuestamente moderna que se siente tan a gusto retorciendo y manipulando el lenguaje.
Sin duda la izquierda se ha acabado creyendo que estamos en un mundo mágico, piensa que cambiando el lenguaje se cambia la realidad, y que la política se construye no con gestión, sino con gestos. Creen que el camino para acabar con la discriminación de la mujer consiste en quitar la palabra “diputados” del Congreso o poner falda a los muñequitos de los semáforos, porque no me negarán que hay que tener una mente ciertamente peculiar para ver en esos muñequitos un “símbolo de la represión machista”. Personalmente nunca me había planteado cuál era su sexo y en el fondo me parece más discriminatorio hacia la mujer ponerles faldita. Pero bueno, esa es la manera de cambiar el mundo de la izquierda, pintar su cáscara con el único objeto de obtener exposición mediática. Y mientras tanto en medio planeta (el islámico) las mujeres son esclavizadas y vejadas cada día, pero claro, eso no tiene importancia, porque Podemos colabora con Irán, un país en el que los Tribunales han determinado que una mujer vale exactamente la mitad que un hombre. Este es el verdadero drama de la mujer en el mundo actual, mientras Pablo Iglesias manifiesta al respecto que “la política es así”. No Pablo no, la política no es así.
Lo que cambiará la repugnante discriminación y la violencia machista que sufren las mujeres también en el mundo occidental no será el lenguaje, serán los hechos y no los discursos o los gestos de cara al telediario de esta izquierda tan hipócrita como hueca.
Menos postureo.
@Vicent_Raga