El conflicto del taxi y la liberalización de los mercados

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Foto Görlitz (https://www.flickr.com/photos/goerlitzphotography/11628784374)

Siempre he sido partidaria del autoempleo, lo cual no significa que todos debamos ser autoempleados, yo no lo soy, sino que en la economía actual las regulaciones deben permitir que haya un espacio para los que quieran autoemplearse. En el sector privado, no todos tienen que trabajar en grandes compañías que se comen todo el mercado, deben existir negocios de uno, dos, cuatro y hasta ocho trabajadores, porque generan mucho empleo y proporcionan gran flexibilidad ante los cambios.

El conflicto del taxi y las compañías de alquiler con conductor como Uber o Cabify son un perfecto ejemplo de la pugna en un sector entre autoempleados y grandes compañías con centenares de trabajadores. La irrupción en el mercado de estas grandes compañías ahora parece que todo lo que traerá serán ventajas, todo es o parece muy bonito, pero en cualquier momento podría degenerar.

Creo que si estas grandes compañías pueden operar, todo el mundo debería poder hacerlo. Quiero decir que cualquiera podría sacarse el seguro de autónomo, abrirse una web, utilizar su coche, y realizar exactamente los mismos servicios que estas compañías. Solo o con unos cuantos.

Esto significa el fin de la regulación en el sector del transporte de viajeros, y el final de los taxis, pero si estas grandes compañías lo pueden hacer, que lo están haciendo, cualquiera lo debería poder hacer. Bastaría con abrirse una web, o utilizar una común, poner una foto del coche, de tal hora a tal hora estoy libre, y a 10 euros la hora.

Lo que me parece inadmisible es que las regulaciones favorezcan la creación de un nicho de mercado para las grandes compañías que provocan la destrucción del sector del taxi y la ruina de 60 mil familias, y a la vez eviten que todos podamos tener nuestra propia compañía de transporte de viajeros para proteger «su» mercado.

Esto es lo que tenemos que decidir, si cualquiera puede hacer de taxista, como están haciendo las compañías Uber y Cabify, o sólo los que tienen una licencia pueden ser taxistas, y así nos aseguramos de que son profesionales que nos van a cobrar un precio fijo.

Y esto es lo que significa liberalizar un mercado, no que la gestión privada sustituya a la pública, sino que un mercado que estaba fuertemente regulado, deje de estarlo.

¿Eso es verdaderamente lo que queremos?

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