Doña Jimena, la primera gobernadora de Valencia

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Portada de la novela histórica Doña Jimena, de Magadalena Masala

Sólo encuentro dos motivos para que un personaje de primer orden en la historia valenciana haya sido relegado al olvido: era mujer y castellana.

No pretendo escribir un tratado histórico sobre Doña Jimena Díaz, esposa de Don Rodrigo, apodado ‘El Cid’, sino ayudar a divulgar una figura que debería servir de ejemplo a los valencianos, por lo que me limitaré a dar unas pinceladas para justificar su fundamental importancia en la historia de la ciudad de Valencia, tantas veces olvidada.

Muy probablemente, Doña Jimena contribuyó de forma esencial a la expedición de su esposo que constituyó a la postre la primera reconquista de Valencia, no en vano su patrimonio como nieta y biznieta de reyes y emperadores debía ser extenso. La primera reconquista de Valencia, sí, han leído bien, por mucho que el nacionalismo catalán y valenciano quiera obviarla y se centre en exclusiva en la segunda y definitiva, la que protagonizó el rey occitano de estirpe aragonesa Jaime I más de un siglo después.

Aunque se le atribuye a su marido agonizante, muy probablemente fuese suya la idea de hacer salir al Cid una vez muerto sobre su caballo Babieca para infundir temor a los sarracenos que sitiaban la ciudad de Valencia y así elevar la moral de las tropas cristianas, si el episodio histórico es cierto.

Con toda seguridad, que a la muerte de su marido ella continuase su labor como gobernadora de Valencia, la primera mujer de la que se tiene constancia histórica en ostentar dicha representación, demuestra que su papel en los hechos que acontecieron a caballo entre los siglos XI y XII fue muy relevante.

Documento de la donación de Doña Jimena a la catedral de Valencia, en el archivo de la catedral de Salamanca

Aunque algunos historiadores de origen catalán lo nieguen mientras otros como Menéndez Pidal lo defienden, muy probablemente sea auténtico el documento de 1101 por el que Doña Jimena a su muerte lega sus posesiones valencianas a la catedral de Valencia. Lo mismo que muy probablemente sea auténtico otro documento cidiano de 1098 por el que Don Rodrigo dota con varias heredades la iglesia catedral de Valencia.

A la falaz y retorcida reconstrucción de la identidad valenciana que pretenden los nacionalistas, no le viene nada bien que 125 años antes de la llegada de Jaime I existiese en Valencia una comunidad cristiana constituida en sede catedralicia, que muy probablemente hablaría algún tipo de romance de inspiración castellana, aunque el culto obviamente se realizase en latín, así como los escasos escritos que se conservan.

Que la magnanimidad con los practicantes musulmanes le sea reconocida al Cid en muchos escritos de sus enemigos, junto a su ferocidad implacable en el campo de batalla, y que tras la segunda reconquista se mantuviese el culto musulmán en Valencia varios siglos hasta la expulsión de los moriscos, nos hace suponer que tras la muerte del caudillo militar castellano en las murallas de la ciudad y la marcha de su esposa a sus territorios de origen, en Valencia pudo mantenerse el culto cristiano durante el intervalo de cerca de 125 años que hay entre la primera y la segunda reconquista.

No existe en Valencia una mísera calle, placa, estatua, museo, etc. que recuerde a su primera gobernadora conocida, Doña Jimena. Y mucho nos tememos que esta extraordinaria mujer, fundamental para explicar y entender el origen moderno de los valencianos, va a seguir sumida en el olvido mientras sus sucesores en el gobierno de nuestras instituciones sigan perteneciendo a la izquierda nacionalista.

Estatua de Doña Jimena en Burgos – Foto Eva Pérez (flickr)

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